“Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si aprietas mucho sale disparado, si lo
sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos,
una presión suave pero firme lo mantiene sujeto”.
DEFINICIONES
*
Hábito: habilidad que se adquiere después de una
larga y constante práctica de algo.
*
Norma: regla que se debe seguir o a la que se
deben ajustar las conductas, tareas o actividades.
*
Límite: atenerse, ajustarse alguien a algo en
sus acciones.
Conviene tener
claro algunos puntos esenciales:
Los límites
son un material de enseñanza-aprendizaje en la relación padres-hijos.
Por lo tanto, requieren tiempo, constancia, claridad y serenidad.
Son consecuencia lógicas, no caprichos de los padres, ni consecuencia de su enfado.
Son consecuencia lógicas, no caprichos de los padres, ni consecuencia de su enfado.
Conviene
evitar el enfado en la medida de lo posible. Aunque a menudo los niños
puedan hacer perder la paciencia es recomendable que esto ocurra solo de forma
esporádica, que no sea la forma de actuar más habitual. El adulto se debe
"entrenar" en separar firmeza y enfado en su comportamiento
respecto al niño/a. Sería interesante incluso ser capaces de ser firmes al
demarcar un límite con una sonrisa en los labios. Haga la prueba.
Como cualquier
proceso de enseñanza-aprendizaje hay que adecuar el material a las capacidades
presentes del niño.
Empezamos por muy pocas normas a partir del primer añito. Reservar los
"nos" para que sean eficaces cuando se usan, evitando sobretodo
ambientes demasiados negativistas o represivos en casa. Es interesante que
los padres sean capaces de escribirse pequeños listados de los límites
que están aplicando, para tener las cosas mas claras.
Las explicaciones
deben ser muy sencillas y no son el elemento fundamental por el que el límite se aprende
No se trata de convencer al niño de que haga o no determinada cosa. Se
trata de enseñarle. Nuestros profesores de matemáticas nunca han intentado
convencernos de que 2 más 2 es igual a 4 No se dudaba sobre ello.
El estado general del niño nos debe ir haciendo valorar si equilibramos bien los dos polos fundamentales de la relación niños-adultos: exigencia-concesión.
El estado general del niño nos debe ir haciendo valorar si equilibramos bien los dos polos fundamentales de la relación niños-adultos: exigencia-concesión.
Las
rabietas
A menudo en el tema de los limites interfiere al
factor "rabietas", sana aunque incómodamente habitual en la
primera infancia. En este sentido tendríamos en cuenta lo siguiente:
Objetivo
fundamental: Mantener la calma.
Convertirse en espectador del comportamiento del niño/a. Evitar el clima
de conflicto permanente.
En
momentos de “crisis”:
*No preguntar.* No convencer con explicaciones.
* No responder agresivamente a la posible agresividad del niño.
* No conceder todo.
* Desarrollar las capacidades de distracción en el adulto
* "Ahorrarse" el lenguaje verbal.
*Asegurar que no interfieren factores relacionados con los cuidados fisiológicos básicos:Sueño, hambre, enfermedad, cansancio,…
*Valorar si estamos dando una estimulación más compleja en nuestros juegos,
respecto a los meses anteriores. Las capacidades intelectuales hacia los 2 años
evolucionan exponencialmente.
*Anticipar las rutinas o comportamientos deseados con un”sendero pautado” de conductas. *Cuando alcanzamos nuestro objetivo repasamos con el niño el “recorrido” realizado.
* Establecer muy pequeños pactos. Que sean claros.
* Jugamos a representar las escenas más conflictivas y frecuentes cuando el estado anímico del niño es relajado. Se pueden utilizar los muñecos.
*Anticipar las rutinas o comportamientos deseados con un”sendero pautado” de conductas. *Cuando alcanzamos nuestro objetivo repasamos con el niño el “recorrido” realizado.
* Establecer muy pequeños pactos. Que sean claros.
* Jugamos a representar las escenas más conflictivas y frecuentes cuando el estado anímico del niño es relajado. Se pueden utilizar los muñecos.
* Simbolizar los momentos difíciles mediante
los cuentos que contamos al niño/a.
* Guiar al niño/a con una actitud decidida aunque no autoritaria.
* No excedernos en preguntas. Cambiar el estilo de comunicación con el niño/a.
* Guiar al niño/a con una actitud decidida aunque no autoritaria.
* No excedernos en preguntas. Cambiar el estilo de comunicación con el niño/a.
En
los momentos más difíciles, ante todo: calma y sentido del humor.
El por qué y para qué de los límites en la
educación infantil.
Establecer límites a los hijos y alumnos es
una manera de demostrarles nuestro amor y preocupación. Con ello les
distinguimos e indicamos que les estamos cuidando así como deseamos su
seguridad.
Los límites son como: · Las
barandillas de un puente que nos proporcionan un sentimiento de seguridad y de
control.
Las "señales de tráfico" o
reguladores del comportamiento y nos enseñan también a actuar responsable-mente
con los otros.
Cuando no
existen límites o estos son muy blandos o inconsistentes
Existe el riesgo de que los niños
desarrollen desajustes importantes en su comportamiento.
Estudios realizados
afirman:
Que los padres de niños agresivos
muestran una falta de consistencia en la disciplina con sus hijos. Aunque los padres usen el castigo muy a
menudo, este no es efectivo porque no está claramente asociado con la
trasgresión o porque, cuando el niño contraataca, los padres finalmente le
conceden sus demandas.
Los niños ignoran o están en desacuerdo
con las demandas de los padres y/o educadores.
Los niños no se responsabilizan de su
comportamiento
No se promueve la competencia social
El ambiente de aprendizaje y de
socialización resulta impredecible y no es orientador y regulador
¿A qué
clase de límites nos referimos?
Cualquier límite establecido debería ser por
la seguridad, bienestar y desarrollo del niño. Son límites orientados a:
Proteger al niño del daño físico: mantener a
un niño alejado de cualquier peligro o situación de alto riesgo para su
integridad física.
Proteger a los niños y a otros del daño
psicológico: ayudarles a que aprendan como respetar los derechos, sentimientos
e ideas de otros.
Promover su aprendizaje y desarrollo:
ayudarles a entender que debe haber un tiempo para jugar y otro para comer,
descansar, estudiar,...
Limitar los
límites
Para ser efectivo, hemos de poner límites a
nuestras demandas excesivas de poner límites y centrarnos solo en aquellas
normas que creamos son importantes.
Centrarse en límites realmente importantes.-
La siguiente guía de preguntas puede resultar de utilidad
¿Es esta norma realmente
importante?.
¿Refleja esta norma un valor importante o
refleja mas bien un prejuicio o arbitrariedad
Por ejemplo, ¿qué es más importante, el que
insista en que mi hijo se coma todo lo del plato, vista determinadas ropas, o
se asocie con una persona particular, o impedir que destruya el juguete de un
amigo?
¿Cuál será su reacción ante un limite
excesivo o arbitrario?, ¿estaré en condiciones de manejar los conflictos
derivados si mi hijo no hace caso de ese tipo de límites?
Establecer
límites razonables
Considera si tu hijo es capaz de hacer
aquello que se espera de él. No es razonable, por ejemplo:
Pedir a un niño que mantenga su cuarto
limpio.
Esperar que un niño bullicioso de 10 años
siempre recuerde sus modales a la hora de comer.
Prohibir a un niño mojar la cama durante la
noche no es razonable a cualquier edad porque los niños no tienen control sobre
sus esfínteres mientras duermen. Negar a un niño el derecho a experimentar
emociones tales como la irritación o cólera y miedo porque estos sentimientos son a menudo
naturales, respuestas saludables a situaciones difíciles.
Un límite es razonable cuando tiene
probabilidad de que los niños tengan
éxito en su cumplimiento.
Poner limites no razonables puede tener
efectos negativos
Los niños, si confían en sus padres, pueden
concluir que hay algo malo en ellos y desarrollan bajos niveles de autoestima.
Si llegan a ser conscientes de lo injusto de los límites, pueden perder el
respeto a sus padres y llegar a ser desconfiados de la autoridad de todos los
adultos. Los niños pueden llegar a estar
de un humor variable, depresivos e incluso irritados e insolentes
Cómo
establecer límites
l. Ser claro y específico.
Los límites han de ser claros, específicos,
sencillos y positivos. De esta manera se informa a los hijos lo que se espera
de ellos y cuándo. Así por ejemplo, decir a tu hijo "después de comer,
tira los restos de comida en el cubo de la basura, pon los platos sucios en el
fregadero y quita el mantel", es pro-bable que sepa exactamente lo que se
espera que haga. En cambio, decirle, limpia todo, es vago y no informa con
tanta precisión.
2. Informar de las
circunstancias en que se aplica cuando se establece un límite. El niño debería conocer claramente el momento
en que se aplica y sus circunstancias. Por ejemplo, "Nunca juegues en la
calle"; o "No tenemos suficiente dinero, por lo que no hay helado
hoy"; "No vayas a casa de Billy a la hora de la cena. Ellos están muy
ocupados".
3. Deben formularse de manera positiva.
Deben informar de lo que hay que hacer en
lugar de lo que no hay que hacer. Así por ejemplo, decir "cuando te
sientes pon la espalda recta, erguida", en lugar de "no te sientes
así encorvado". Cuando un niño llega a estar irritado y actúa
destructivamente, los padres tienen probabilidad de pensar primero en los
limites negativos: por ejemplo, No me hables de ese modo!!; ¡No hagas daño a tu
hermano!; ¡No tires las cosas!. Pero los niños también necesitan límites
positivos para ayudarles a tratar con sus emociones. Al lado de los "no
hagas..", un padre puede también decir, por ejemplo, "Cuando te
enfades, dime cómo te sientes"; Esto muestra a un niño otro modo de
manejar el enfado o irritación.
4. Ser firme. Mostrarse amable pero firme es
una buena manera de que nuestros hijos nos presten atención y sigan nuestras
instrucciones: Sostenerle quieto por los hombros mientras le das las
instrucciones, mirarle directo a los
ojos, hablarle de una manera clara y con
un tono de voz firme…
Deja
que su rostro parezca sereno mientras le hablas. Insistir en ser atendido y obedecido a una instrucción razonable.
5. Ser consistente. Los límites deben hacerse
cumplir de manera consistente es decir, deben cumplirse siempre que las
circunstancias sean las mismas. No obstante, si éstas cambian, los límites
deberían ser revisados. Si los límites se aplican de manera inconsistente puede generar confusión en los
niños. Así por ejemplo, si un día se le prohíbe a un niño que utilice la
navaja, al otro día se le permite hacerlo y otro día se le castiga por
utilizarla, el niño nunca sabrá lo que realmente se espera de él.
6. Incorpora a los niños en el
establecimiento de límites.
De esta manera se tiene más probabilidad de
ganar su cooperación en el seguimiento
de normas al mismo tiempo que se les provee de experiencia y práctica en la
toma de decisiones Así, y hablando con ellos acerca de los problemas y la
importancia de los límites y normas como gulas del propio comportamiento, se
facilita el desarrollo del autocontrol y la autodirección.
Si los
límites son ignorados
1. Un retiro de atención razonable
No te des por enterado de las palabrotas,
comentarios groseros y protestas · Ignora, siempre que sea posible, las
rabietas, gritos, chillidos, y salte o márchate y deja a tu hijo sin una
audiencia. Sigue con tus propios asuntos, por ejemplo, saca la aspiradora de
tal modo que las rabietas del niño no puedan ser oídas. · Si realmente es
importante que te obedezca, muéstrale a tu hijo lo que tu quieres decir con lo
que dices; colócate firme sobre él y repite la instrucción con firmeza y
alzando la voz (no chillando), y también con mirada penetrante.
2. Dar instrucciones y órdenes
Dar órdenes breves y certeras
Dar una orden por tiempo
Usa órdenes que claramente especifiquen la
conducta deseada
Se realista en tus expectativas y usa ordenes
apropiadas a la edad
No use órdenes de "parar"; usa
órdenes de "hacer"
Usa las órdenes de manera cortés
No des órdenes innecesarias · No atemorices a
los niños
Usa órdenes "cuando-después"
("Cuando hayas ordenado, después puedes irte a jugar")
Da a los niños opciones siempre que sea
posible
Da a los niños amplia oportunidad para
cumplir
Elogia el acuerdo o seguimiento o provee de
consecuencias por el no seguimiento
Da advertencias y recuerdos útiles
Apoya las órdenes de tu pareja
Haz un balance entre el control parental y el
del niño
Alumno a la solución de problemas con tu
hijo.
3. Examina tus límites. Pregúntate lo
siguiente
¿Son
verdaderamente importantes?
¿Son
razonables y justos?
¿Están suficientemente claras para que el niño las comprenda?
¿Informan
al niño de lo que hay que hacer así como de lo que no hay que hacer?
¿Los
aplicas y haces cumplir de una manera consistente?
¿Animas a tus hijos a establecer sus propios límites?
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